Érase una vez tres amigos a los que les gustaba viajar a lugares mágicos que no rascaran el bolsillo. Sitios hechizados donde sentir purpurina y brindar con cerveza por la amistad eterna. Érase una vez Martín, Olivia, Valeria y las aventuras que están fuera.
Hay destinos que tienen chispa. Esa chispa es polvo de hadas en el estómago que te hace sentir maravillas y es la culpable de tu inquietud por descubrir más. Con Aveiro nos pasó así. Bailamos por sus calles y canales como si de Venecia se tratara.
Valeria te hace fotos preciosas cuando dejas de posar y simplemente eres tú. Te hace reír a carcajadas con su humor agridulce. En definitiva, siempre te apoya cuando la verdad escuece o endulza.
Martín te pone crema en la espalda y es objeto de todas nuestras burlas. te trae cerveza y siempre nos sonríe cuando cruzamos nuestra mirada con él. Formamos un grupo curioso de locos sin remedio con un saco de anécdotas increíbles.
Hay muchas cosas buenas en este destino. El diseño de los edificios, su paleta de colores y los Moliceiros son algunas de ellas. Pero lo que más me marcó fue sellar nuestra amistad en el puente de los lazos.
¿Cuál ha sido tu último destino mágico?
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